Apéate, desciende,
abandona tu roca,
descálzate y ahorma
la planta de tus pies contra la tierra.
Pon tus ojos también a ras de suelo
y desde allí contempla
cuanto viene a crecer y en ti confía.
Vendrá una nueva vida de tu mano
y el polvo enamorado que levante
con sus primeros pasos
ha de borrar las huellas
de todos tus tropiezos,
de todos tus errores.
Tú eres ese polvo
y en él tendrás sentido.
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